El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

Entrada destacada

Teorías del valor y la distribución una comparacion entre clásicos y neoclásicos

Fabio PETRI   Esta obra, traducida por UNM Editora, ha sido originalmente editada en Italia con el título: “Teorie del valore e del...

17 ene 2011

Reagan y Thatcher eran chinos




Por Eduardo Crespo (*)


El especialista de la Universidad Federal de Río de Janeiro Eduardo Crespo repasa las principales tendencias de la economía mundial. Considera que en Europa lo peor de la crisis todavía no llegó y que en Estados Unidos es difícil saber si quedó atrás. Para el resto del mundo, en particular para América Latina, pronostica la continuidad del crecimiento.


Asia, América Latina y África seguirán creciendo en 2011. Los precios internacionales de las materias primas se recuperan y la demanda asiática crece a niveles precrisis. Las principales economías de estas regiones redujeron sabiamente sus niveles de endeudamiento en monedas extranjeras y acumularon cuantiosas reservas en dólares. En la mayoría de los casos, aplican políticas económicas expansivas. La demanda de alimentos y materias primas de China y Asia en general seguirá creciendo por varios años, al menos hasta que la urbanización y la industrialización superen cierto umbral crítico. En el caso de América Latina, estas tendencias se refuerzan porque tienden a mejorar los términos del intercambio. Los precios de los productos industriales que importa tienden a definirse cada vez más por los costos asiáticos, en tanto que los precios de las materias primas son impulsados hacia arriba también por la demanda asiática. En el corto plazo, el mayor problema, por cierto no menor, es que todo este proceso genera un piso de inflación bastante alto para toda la región.

Estados Unidos: sin reformas del régimen que ocasionó la crisis
La situación en Estados Unidos y Europa es bastante diferente. En Estados Unidos, la intervención de la FED (Reserva Federal -Banco Central-) logró evitar un colapso completo del sistema bancario y financiero. En base a ello se registró una muy incipiente recuperación. Sin embargo, los hogares estadounidenses siguen muy endeudados, especialmente los integrados por trabajadores. Y el endeudamiento coincidió con un estancamiento estructural de los salarios. En este contexto, no es previsible que Estados Unidos recupere altas tasas de crecimiento hasta que el endeudamiento privado no se reduzca a niveles más manejables, lo que probablemente no ocurrirá en un tiempo breve. Hoy el desempleo abierto en Estados Unidos ronda el 10% y ya se escuchan muchas voces pidiendo que el gobierno reduzca el déficit fiscal, medida que retrasaría mucho más la recuperación. Por otro lado, Obama no impulsó ninguna reforma sustancial del régimen institucional que generó esta crisis. El mercado financiero continúa tan desregulado como antes. Fue rescatado de la quiebra y no pagó nada por el daño causado. Y si a esto se le suma un contexto de bajísimas tasas de interés, no es improbable que vuelvan a generarse burbujas financieras (como en commodities) que temporariamente reimpulsen la economía, pero que una vez acabadas vuelvan a sumergir al sistema en una crisis. Por eso, de Estados Unidos en los próximos tiempos se seguirán recibiendo noticias encontradas, algunas que apuntarán a la recuperación y otras que anunciarán nuevas caídas en los niveles de actividad.

Europa: provincias monetarias de un país inexistente
En Europa el escenario es mucho más desolador. Hoy está ante el dilema de un default generalizado y una salida del euro por parte de varios países, especialmente los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) o una larga deflación que igual podría terminar en default y con la ruptura del euro. Al interior de la Unión las asimetrías preexistentes tendieron a profundizarse en los últimos años. En todos los PIIGS el sector privado se endeudó en forma ininterrumpida (en Grecia también ha ocurrido esto con el sector público) y sus economías mantienen un déficit comercial crónico con Alemania. Y son precisamente éstas las economías que más crecieron y que aumentaron su productividad. Sin embargo, perdieron competitividad con Alemania, porque en este país las políticas contractivas y de contención salarial permitieron que las mejoras salariales vayan por detrás de la productividad. Antes del euro, estas asimetrías se corregían con devaluaciones. Es el caso de Italia; durante todo el milagro de la posguerra. Pero ahora, con una moneda común, esta solución no existe. Cada país se convirtió en una provincia monetaria de un país inexistente. Las políticas fiscales, industriales, salariales son administradas por separado por cada país. El Banco Central europeo no tiene una deuda pública correspondiente a todo el bloque ni se compromete con la performance de los países en apuros financieros. Así, cuando llegó la crisis a Europa, cada país debió salir a rescatar a su sistema financiero sin contar con autonomía monetaria. Y fue en este contexto cuando aparecieron los déficits fiscales en la mayoría de estas economías, al tiempo que comenzó a temerse por el no pago de las deudas públicas. Ésta es una de las principales diferencias de Europa con relación a Estados Unidos.

Guerras devaluatorias y neoproteccionismo
Hoy existe una tendencia a la apreciación de las monedas de los emergentes, no a la devaluación. Es más, los países en crisis están presionando para que esto ocurra. Ahora bien, podríamos preguntarnos: ¿es previsible una significativa devaluación del dólar o del euro con relación a las monedas de las economías emergentes? En el caso del dólar, entiendo que si esto ocurre será más el resultado de una decisión (o presión) política que el fruto de un mecanismo de mercado. Y el motivo es simple: los países que más cuentan en esta historia, especialmente China, fijan la cotización de sus monedas con relación al dólar mediante la acumulación de reservas. De esta forma, sólo una fuerte presión estadounidense podría promover una devaluación del dólar frente al yuan. En cuanto al euro, tampoco es previsible una fuerte devaluación por el momento. Sobre todo, teniendo en cuenta el horror que los alemanes tienen por la inflación.
El proteccionismo siempre se refuerza en períodos de crisis. Y para que esto ocurra no es necesario que se intensifiquen las protecciones arancelarias o las devaluaciones competitivas. Existen muchas otras formas de protección, a veces sutiles, que ya se están implementando en casi todos lados, como las medidas paraarancelarias y las formas de protección encubiertas como restricciones ambientales, sanitarias, etc. De hecho, muchos autores europeos, como Sergio Cesaratto, señalan al proteccionismo alemán, predominante antes y después de la crisis, como una de las principales causas de la crisis del euro. En otras palabras, la política de mantener a raya los salarios en relación a la productividad y de impulsar un tipo de crecimiento que reprime la demanda doméstica y sólo promueve exportaciones puede interpretarse como una forma de proteccionismo.

China: “culpable de todo”
Muchos analistas apuntaron a China como la principal responsable de la crisis. Sin dudas, la expansión de la producción china en el mercado mundial y el desplazamiento de empresas de Estados Unidos y Europa hacia China pueden tener consecuencias negativas sobre el empleo y los salarios norteamericanos y europeos. Ahora bien, China no es responsable por el estancamiento de los salarios en Estados Unidos ni por la desregulación financiera irresponsable. Estas son tendencias que se venían imponiendo mucho antes de que China empezase a gravitar en el mercado mundial. Salvo que ahora se descubra que Reagan y Thatcher eran chinos disfrazados de anglosajones, me parece que la explicación hay que buscarla en otra parte. Tampoco se puede responsabilizar a China por las políticas contractivas europeas ni por los horrores institucionales que acompañaron el nacimiento del euro. Es más, la entrada de productos baratos desde China a Estados Unidos contribuyó a mantener bajos los niveles de inflación, incluso en períodos de elevado crecimiento como la segunda mitad de los ‘90. Por otro lado, y esto es lo más importante, la crisis no tiene ninguna relación directa con el déficit comercial estadounidense. Al contrario, en el auge de la crisis la demanda de dólares aumentó y muchas monedas se devaluaron con relación al dólar. Y el motivo es simple: la crisis se originó en la incapacidad de millones de deudores estadounidenses a la hora de pagar sus deudas en dólares. Si se tratase de una crisis de balanza de pagos que debilita al dólar, no se entiende por qué Estados Unidos está presionando a China y a casi todos los emergentes para que dejen de comprar dólares. Y en Europa ocurre exactamente lo mismo. Las deudas están nominadas en euros y algunas de sus economías, como la alemana, se cuentan entre las más competitivas del mundo. Otros encontraron explicaciones aún más ingeniosas a la hora de responsabilizar a los chinos. Llegaron a decir que la compra de dólares por China generó las bajas tasas de interés que impulsaron las burbujas financieras. Es increíble hasta donde llega la ideología. Las bajas tasas de interés en Estados Unidos fueron un resultado deliberado de la política de la FED desde los ‘90. En tiempos de Clinton se impulsó una fuerte reducción del gasto público. En ese contexto, ¿cómo se explica el fuerte crecimiento que experimentó la economía norteamericana en una etapa de contracción fiscal? Para un keynesiano esto podría resultar una paradoja. La ortodoxia económica, que hoy absurdamente acusa a los chinos por las bajas tasas de interés, en ese entonces festejaba la “contracción fiscal expansionista”. Ahora bien, ¿cuál era la verdadera causa de la expansión? Entiendo que la respuesta es sencilla: las bajas tasas de interés impulsadas por la FED estimularon un boom de deuda privado que compensó con creces la contracción fiscal 2

La Mañana Neuquen, 17/01/2011

(*) Politólogo, economista y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

No hay comentarios: