El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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Teorías del valor y la distribución una comparacion entre clásicos y neoclásicos

Fabio PETRI   Esta obra, traducida por UNM Editora, ha sido originalmente editada en Italia con el título: “Teorie del valore e del...

24 ago 2012

Ley de Okun y crecimiento en la Argentina





“La falla en el uso pleno del potencial un año influirá en el producto potencial futuro. En la medida en que bajas tasas de utilización acompañadas de bajas ganancias e ingresos personales mantengan baja la inversión en instalaciones, equipamiento, investigación, vivienda y educación, el crecimiento del PIB potencial se verá frenado. Debido a que el producto efectivo influencia la capacidad productiva mañana, el éxito en el objetivo de la estabilización promueve un más rápido crecimiento económico” (Okun, 1962). 



Aprovechando el excelente post de Matias Vernengo en Naked Keynesianism sobre la ley de Okun, podemos ver que para la Argentina también se aplica la ley de Okun, con sus implicancias pro-ciclicas: cuanto más se crece mas se eleva la productividad laboral y es por ese motivo que en un sendero de crecimiento continuo, cada vez cuesta mas bajar el desempleo. 

Nos sirve para recordar porqué es tan importante crecer a tasas altas, en tanto existe aun un 35% de empleo informal, y que la unica manera de volverlos a la formalidad, es con un fuerte impulso de demanda, aun por encima de las actuales condiciones de restriccion externa que se encuentran más aliviadas que antaño.


 Se ha sugerido que las estimaciones corrientes de la Ley de Okun fueron sesgadas debido a la tendencia usual de omitir la Ley de Verdoorn, lo que llevaría a sobreestimar el valor del parámetro de Okun (Jeon; & Vernengo, 2007). Si se analizan estas relaciones por separado, las estimaciones parecen confirmar esta sobreestimación.

En 1962 este economista que estudio el vínculo entre producto y desempleo, analizando en clave keynesiana, cuanto más puede crecer la economia en pleno empleo. En su trabajo quda en evidencia para datos de EEUU, que por cada punto en que caia el desempleo, el producto debia crecer en 3.3%. Esta regularidad puesta junto a otro estudio anterior hecho por Verdoorn, permiten explicar muy bien el crecimiento de la productividad de la economia.

El efecto Okun (ver gráfico) lo muestra como el elemento cíclico del producto, donde por cada punto de desempleo que cae,  debe subir bastante más el crecimiento del producto, la expresión formal es: 

                        g = gp -a Δu              Ecuación 1


Donde g y gp es el crecimiento del producto y el crecimiento del producto potencial respectivamente, Δu es la variación de la tasa de desempleo y a es el parámetro de Okun. En la relación de Okun para la Argentina se observa un valor mayor, dado que está actuando otro fenómeno de carácter tendencial superpuesto, el efecto Verdoorn.
El efecto Verdoorn, se expresa en la ecuación 2 y actúa de manera tendencial con el crecimiento del producto acompañando el efecto cíclico de Okun:

p = b + q gp   Ecuación 2

Donde p es la productividad del trabajo, donde q es el parámetro de Verdoorn.
Para la Argentina el efecto Okun es pequeño, pero tomado en conjunto con el de Verdoorn, pueden explicar hasta el 98% de la elevación de la productividad de la Argentina.
En efecto despejando a gp de la ecuación 1) en la 2) queda una expresión conjunta eliminando la variable inobservable gp:

p = b + q.g + q.aΔu   Ecuación 3 


Por lo que la interpretación alternativa (más cercana a la intención del propio Okun) es precisamente que la demanda debe percutir con tasas de crecimiento por encima de las de su tendencia en pos de alcanzar algún objetivo de desempleo. De tal forma que no genera una mayor inflación sino una mayor productividad de la economía, permitiendo precisamente lo opuesto: una menor presión de costos sobre la suba de precios. Ver Jeon & Vernengo, 2007 .


Resultados de ecuación 3 para la Argentina:



Estos resultados podrían interpretarse como el producto de un ciclo menos regular, provocado por la alta volatilidad de la economía argentina en las últimas décadas, en tanto a largo plazo la relación entre demanda y productividad parece más robusta

Entonces, se entiende la mayor dificultad en bajar en desempleo por este aspecto: la suba de productividad es pro cíclica, y cada punto a bajar de desempleo se torna más difícil de superar. Por ese mismo motivo, ante la existencia de un 35% de trabajo en negro, existe una amplia cantidad de mano de obra que puede ser empleada en trabajos de mayor calidad, siempre y cuando el producto efectivo se mantenga empujando a la tendencia de crecimiento del producto para arriba.

"A pesar de que la relación de Okun ha sido utilizada para dar apoyo a la idea de tasa “natural” de desempleo, no necesariamente esta interpretación es correcta. Se ha dicho, por caso, que si la economía crece demasiado por encima de su potencial, luego la baja del desempleo resultará en un nivel por debajo de la tasa “natural”, lo que haría surgir presiones inflacionarias. Este enfoque basado en una restricción de oferta es la base de la NAIRU (Tasa de desempleo que no acelera la inflación).

Pero cabe otra lectura tanto de la relación de Okun como de la ley de Verdoorn. Primero, la intención de Okun era que para alcanzar un objetivo determinado de desempleo, el crecimiento debía estar por encima de su tendencia en una cierta magnitud, y esta regularidad, en lugar de ser un factor de desaliento de las políticas expansivas (como lo es cuando la relación de Okun es interpretada en términos de la NAIRU), puede ser explotada por la política económica. En este contexto, dados los efectos Okun y Verdoorn (con su peso relativo en cada período histórico), la expansión de la demanda no conduce directamente a la inflación, ya que tiene un efecto positivo (cíclico y estructural) en la productividad de la economía". (Amico, Fiorito, Hang, 2011)





20 ago 2012

Fuga de divisas, Mala praxis y Conspiraciones


Por Fabián Amico
Distintos economistas han atribuido la creciente formación de activos externos (FAE) en Argentina a las “inconsistencias” del modelo económico. Otros sectores, más afines al gobierno, sostienen que la FAE constituye, en realidad, una forma de desestabilización económica y política, una suerte de recurso de “última instancia” de los grupos dominantes, los cuales no cuentan ya con otros medios para enfrentar al gobierno (como un golpe de Estado). Esta última tesis se apoyaría en el hecho de que aquellos ahorristas que optaron por el dólar como alternativa de inversión frente a otras opciones en moneda doméstica (como el plazo fijo en pesos o las acciones) se habrían equivocado, porque cualquier otra alternativa les hubiera resultado más redituable. Se intenta sugerir la idea de que no fue una racionalidad económica la que guió la FAE en años recientes, sino más bien política (los pequeños y medianos ahorristas habrían actuado “confundidos” siguiendo el juego de los grandes especuladores que actuaban contra la política del gobierno). En estas pocas líneas queremos sugerir una interpretación alternativa.


Gráfico 1
En primer lugar, el problema de la formación de activos externos no es un problema exclusivo de Argentina. Aunque existen factores domésticos que estimulan la FAE, no se puede pasar por alto que su dinámica está fuertemente correlacionada con la dirección de los flujos de capitales entre los países “emergentes” y los países desarrollados. Un artículo reciente de The Economist, señala que las reservas de divisas se redujeron en la mayoría de las economías “emergentes”. El artículo observa que en los últimos años estos países acumularon grandes montos de reservas. Pero esta rápida acumulación fue interrumpida en septiembre pasado, cuando los inversores extranjeros huyeron de los mercados emergentes debido a la crisis, en un típico movimiento de flight to quality. En este contexto, desde China hasta Ucrania, pasando por Rusia y Brasil, las economías en desarrollo tuvieron que elegir entre permitir la depreciación de sus monedas o una caída de reservas (o una combinación de ambas).
De inmediato emergen algunas comprobaciones. La primera: cuando el gobierno comenzó a intervenir en el mercado cambiario en octubre pasado, se venía registrando una aceleración en el ritmo de la FAE. Ciertamente, es difícil distinguir aquí cuánto pesan los factores internos y externos, pero resulta sintomático que muchos economistas –tanto a favor como en contra del gobierno- hayan atribuido la aceleración de la FAE exclusivamente a factores internos, cuando el fenómeno tiene un correlato bastante nítido con otros países de la región y del mundo.
Segundo, aquellos que atribuían el fenómeno a factores internos se encuentran con un problema. Los que están contra el gobierno no pueden explicar que el mismo fenómeno que ellos atribuyen aquí a la “mala praxis” de la política económica (o a “inconsistencias” insalvables del modelo) afecte a países que supuestamente “hicieron todo bien” en la gestión macroeconómica como Brasil. En mayo último, el balance cambiario de Brasil registró un saldo negativo de u$s 2.691 millones. Fue la mayor salida neta de dólares desde noviembre de 2008 en plena crisis internacional según el BCB, aún cuando el saldo del intercambio comercial fue superavitario en 3.636 millones. Uno podría imaginar un título catástrofe del tipo: “En 18 días de mayo se fueron de Brasil US$ 5.200 millones” (pero no hace falta imaginarlo, ya que el título existe: ver por ejemplo: ACA . Aquí los críticos del gobierno tienen un problema serio, porque si Brasil “hace todo bien”, ¿entonces por qué también registra salida de capitales?
(Dicho de paso: la hipótesis de la “inconsistencia” es sostenida tanto por economistas de sesgo más ortodoxo como Fanelli como por economistas marxistas como Astarita quien sostiene, a contrapelo de los datos, que “…otros países latinoamericanos han estado recibiendo capitales a causa de la crisis internacional, por lo que su problema es el opuesto del argentino: procuran evitar la apreciación de sus monedas. En Argentina, en cambio, la apuesta de muchos grandes inversores, y también de ahorristas pequeños y medianos, es que el precio del dólar finalmente va subir”. Por ello, deduce que “el marco de esta fuga de capitales es una macroeconomía en la que las señales del desgaste del “modelo” son inocultables”. Sería bueno que Astarita revise los datos).

Pero en otro sentido también es un dato problemático para algunos defensores del gobierno. Es cierto, como escribe Epstein, que la fuga de capital “es un fenómeno inherentemente político con problemas relacionados con el estado, las clases sociales y el conflicto. Esto se vuelve evidente cuando uno considera que la fuga de capital puede ser un arma política poderosa en contra de las políticas de gobierno que amenacen a la riqueza y las prerrogativas de los ricos”. Pero es imposible imaginar que los capitales se fugan de Brasil porque están “descontentos” con la política de Dilma Rousseff. Más bien, uno debería pensar que existe un fenómeno global de creciente aversión al riesgo en todos los mercados “emergentes”. Por ejemplo, el índice Bloomberg-JP Morgan Asia Dollar, que compara la evolución de las diez principales divisas asiáticas a excepción del yen contra el dólar ha caído hasta su nivel más bajo desde el 15 de diciembre. Estas tendencia, más que corroborar la hipótesis de la “desestabilización”, es una demostración más de la fuerza del dólar como moneda hegemónica a nivel internacional.
Entiéndase bien: no intentamos sugerir que los factores internos no cuenten. Simplemente debería considerarse que esos factores internos –que son más permanentes dado que el gobierno y su política económica son básicamente los mismos desde 2003- no parecen alcanzar para explicar los episodios principales en la dinámica de la FAE. Puede que algunos de esos episodios domésticos (conflicto agropecuario, estatización de las AFJP, expropiación de YPF, etc.) detonen momentos particulares o anticipen ciertos movimientos. Pero, en la tendencia general, no parecemos movernos muy distintos de todo el mundo “emergente”.
Asimismo, a despecho de la hipótesis de la “mala praxis” y de la teoría de la “desestabilización”, surge que ni siquiera los diferenciales de rendimientos entre monedas domésticas y los activos externos ayuda mucho para explicar este fenómeno global. Por caso, como muestran Serrano y Summa , Brasil ofrece un gran diferencial de intereses entre las tasas locales y las internacionales (más la prima de riesgo país), mientras en Argentina ese diferencial es prácticamente nulo. 
¿Qué dirán en este punto los que sostienen que la FAE es debida a la falta de alternativas de ahorro en pesos? ¿No era brasil acaso el paradigma a seguir en la construcción de una “moneda doméstica exitosa”?

Sin embargo, estos mismos fenómenos ayudan a explicar por qué la eliminación total de la “fuga de divisas” es sumamente difícil y también revela alguna pista en torno a la “racionalidad” de la FAE. En verdad, el cambio significativo de Argentina en los años 2000 no consistió tanto en la supresión de esta tendencia a la FAE, sino en si tal fenómeno introduce o no una tendencia la fragilidad financiera externa.




De hecho, la magnitud de la fuga de capitales de los últimos años solo es comparable a la observada en fases críticas como en la crisis de 2001. Sin embargo su efecto macroeconómico fue sustancialmente diferente, resultando mucho menos nocivo que en el pasado. Mientras en tiempos de la “tablita” y de la convertibilidad la salida de capitales se alimentaba con endeudamiento externo (y era por ende insostenible), en los últimos años las ventas netas de divisas del BCRA al sector privado fueron mínimas, mientras que el grueso de la fuga fue financiada con dólares del saldo comercial. Pese a esta tormenta, la sociedad argentina pasó por el shock externo casi sin enterarse y el gobierno pudo evitar el ajuste contractivo y contar con espacios para realizar políticas anticíclicas.
En verdad, la tendencia a la formación de activos externos en un país periférico tiene razones estructurales que nada tienen que ver con la “cultura”. Como afirma Patnaik, existe una fragilidad intrínseca de las monedas “periféricas” como medio seguro de mantener la riqueza, algo que siempre se confirma por la dirección final de los movimientos de capitales y/o por la posición de la balanza de pagos. Según Patnaik, en un mundo financiero desregulado, hay una tendencia crónica del capital para alejarse de las monedas periféricas (contracara de la fuerza del dólar), y por lo tanto, hay una tendencia a que tales monedas se deprecien. Y esta tendencia no siempre puede ser eliminada por la política monetaria.
Ergo, llegados a este punto y una vez establecidos los draconianos controles (que, dicho de paso, podrían mejorarse para no fastidiar inútilmente a aquella porción de los ahorristas que no mueve el amperímetro del mercado y planificando cuáles importaciones son esenciales y cuáles no para evitar dañar el propio crecimiento), el punto fundamental es generar políticas para robustecer la cuenta corriente (sustitución, energía, infraestructura), que es la que debe financiar la FAE (aún minimizada por los controles) así como también una tasa de crecimiento alta y estable del PIB (por encima del 5% anual como señaló Aldo Ferrer en el reciente Congreso de AEDA), que es un requisito indispensable para cualquier intento serio de desarrollo. Al respecto, el ratio cuenta corriente/exportaciones (un indicador sintético de la sustentabilidad externa) comienza a mostrar lentamente el desequilibrio estructural típico de la economía argentina (ver gráfico 2).

Gráfico 3


Por supuesto, el fortalecimiento de la cuenta corriente externa y una gran espalda de reservas permite intervenciones más eficientes para controlar el mercado cambiario, evitar los overshooting y minimizar los potenciales impactos inflacionarios.
 En un contexto tal, la mera exhibición de grandes reservas otorga un gran poder al BCRA para orientar el mercado, incluso sin requerir grandes intervenciones vendedoras. Es verdad que los actuales niveles de reservas distan mucho de ser exiguos, pero la exasperada sobreactuación oficial en el mercado cambiario quizás convenció a mucha gente de que la situación era más endeble de lo que en verdad es. Sea como sea, en este punto lo esencial ya no pasa solo ni principalmente por minimizar los agujeros, sino por agrandar la canilla, ya que a diferencia del presente, la potencial escasez (de dólares) en el futuro no se podrá regular ni administrar indefinidamente, excepto con estancamiento y desempleo.

18 ago 2012

Debate entre Garegnani y Samuelson: ¿Existen alternativas al marginalismo?







"Sraffa is a very difficult author. The difficulty is made even greater than it needs be, because Sraffa´s work has in effect been so little discussed on its own terms. Professor Samuelson is therefore to be thanked for what we must hope will be the beginning of a fuller discussion –a beginning that, like all beginnings, is bound to suffer from the fact that the necessary clearing of the ground has yet to be effected"    Garegnani, 1990, Comment in BK. Bharadwaj and B. Schefold Essays on Piero Sraffa: Critical perspectives on the classical Theory. London. p. 297  

"In this age of Leontief and Sraffa there is no excuse for mystery or partisan polemics in dealing with the purely logical aspects of the problem” Samuelson, 1971,  Understanding the Marxian notion of exploitation: a summary of the so-called transformation  problem between Marxian values and competitive prices. J. Of Economic Literature. p 154




Con una introduccion de Heinz Kurz, aparecio publicado por Routledge, el debate entre Pierangelo Garegnani y Paul Samuelson, la cual se extendio por mas de 40 años!


Comenzando en 1961 cuando Garegnani que estaba becado en el MIT, corrige y advierte de errores de construcción (supuestos de homogeneidad entre las razones capital-trabajo de distintas mercancías) en la función de producción subrogada, que había publicado a la sazón para discutir con Joan Robinson, que en 1953 había publicado un asalto frontal a la función de producción agregada.

En los 60 surge un debate con un discípulo de Samuelson, (David Levhari, 1965, "A non substitution theorem and switching of techniques") quien sostuvo que no era lógicamente posible el “reswitching” de una misma técnica a diferentes tasas de interés, y que podía el sistema de producción ordenarse monotónicamente según el grado de mecanización de las técnicas. Pero Garegnani en 1966, publica "Switching of Techniques", donde muestra que esa afirmación de Levhari era errónea. Tanto Samuelson con Levhari primero y luego Samuelson en el mismo año, en su “Summing up” reconocen que su teorema del no-reswitching estaba mal.

Garegnani publica hacia 1970, su trabajo “Heterogeneous capital, the production function and the theory of distribution”, (largamente retrasado desde 1963) donde profundiza la crítica no sólo a las funciones de producción agregadas, sino también a las versiones microeconómicas que intentan medir o usar cantidades de capital de manera independiente de la distribución del ingreso.

El volumen actual también fue un resultado que llevó muchos años para llevarse a cabo, debido a un largo intercambio de implícitas posiciones respecto a si el análisis de Sraffa consistía una alternativa al marginalismo o no. Disparado por último en un artículo de Samuelson sobre Piero Sraffa, “Piero Sraffa´s hits and misses” en el libro “Piero Sraffa´s Legacy in Economics”, Kurz, 2000) la respuesta dilatada en la búsqueda de mejores y más precisas respuestas por parte de Garegnani, llego en el 2005 a manos de Kurz.

El volumen está compuesto por un capítulo 2 que reproduce el trabajo de Samuelson del 2000, “Sraffa´s hits and misses” ; el capítulo 3 con el paper de Garegnani “Professor Samuelson on Sraffa and the Classical economists”; el capítulo 4 es la respuesta de Samuelson: “Classical and Neoclassical Harmoniest and dissonances”, y el capítulo 5 “Samuelson´s misses: a rejoinder”.






12 ago 2012

Frase anticipatoria de Sraffa






Posteamos una observación de los manuscritos de Sraffa de 1946, que señala mucho antes de ser desarrollada por Samuelson en 1962, la falla de su "Función de producción subrogada". En efecto, Samuelson supone en la construcción de su función marginalista, la uniformidad de las razones capital/trabajo para la producción de bienes de consumo y bienes de capital, error del cual es advertido por el propio Pierangelo Garegnani, cuando estuvo becado en el MIT en 1961-2.Este caso especial supuesto por Samuelson coincide en un resultado extremo de la teoría del valor trabajo para explicar en forma directa a  los precios


"La ironía de esto es, que si la "teoría del valor trabajo" se aplicara exactamente, totalmente, entonces ¡la teoría del "producto marginal del capital" funcionaría!
 Se requeriría que todos los productos tuviesen la misma composición orgánica, y que a cada valor de r (tasa de interés o beneficios) cada uno de los productos básicos tendrían un "método alternativo", y que la relación entre cada par debe ser la misma (es decir, los productos marginales deberán ser los mismos; + también las elasticidades deberán ser las mismas), de modo que, incluso cuando el sistema cambia, y se da otra composición orgánica, esta debe ser la misma para todos los productos.
Obviamente, esto sería equivalente a tener sólo un insumo-producto (trigo). 
Entonces, las mercancías siempre podrían cambiarse a sus valores y sus valores relativos no cambiarían, incluso cuando la productividad del trabajo (sic) se incrementase".
          16 de enero de 1946
(Manuscritos de Sraffa D3/12/16:34; subrayado de Sraffa)



The Irony of it is, that if the "Labour Theory of Value" applied exactly throughout, then, and only then, would the "marginal product of capital" theory work!It would require that all products had the same organic composition; and that at each value of r each commodity had an "alternative method", and that the relations within each pair should be the same (i.e. that marginal products should be the same; +also the elasticities should be the same); so that, even when the System is switched, and another Org. Comp. came into being, it should be the same for all products.Obviously this would be equivalent to having only one means-product (wheat).Then, commodities would always  be exchanged a their Values; and their relative Values would not change, even when productivity of labor (sic) increased. 
Sraffa Papers D3/12/16:34; Sraffa´s underlining)


  
Tomado de "The Theory of Value and Distribution in Economics" Discussions between Pierangelo Garegnani and Paul Samuelson. Edited by H. Kurz. Routledge Studies in the History of Economics.(2012)