El viejo Almacén. BsAs

Surplus Approach

“Es necesario volver a la economía política de los Fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos (y Marx) no fueron capaces de superar, y, ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde “Petty, Cantillón, los Fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx”. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrasado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada."
Luigi Pasinetti


ISSN 1853-0419

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Entrevista a Fabián Amico, Economista y coeditor de Revista Circus

En diálogo con El Economista, Fabián Amico, uno de los animadores de la heterodoxa Revista Circus, analiza el futuro de la economía vernácula y ofrece una mirada pesimista sobre el principal socio comercial del país.

Los famosos brotes verdes jamás llegaron. La lectura mayoritaria entre sus colegas es que el pronóstico sigue intacto y ya llegarán. ¿Coincide?
No puede crecer la economía cuando hay ajuste fiscal, caen los salarios y el consumo y no crecen las exportaciones. Es imposible. También es ridículo pensar que va a crecer la inversión si no crece ningún componente de la demanda. Los empresarios mismos dicen que están contentos con el Gobierno, pero que no van a invertir porque la actividad está paralizada. Si, además, se plancha la obra pública, como están diciendo algunos medios, la recesión se va a profundizar.

Mencionaba que los drivers de crecimiento están todos apagados. ¿El consumo es el que más afecta a la economía?
Efectivamente. Es el componente más grande del PIB. Adentro del consumo privado hay dos grandes componentes. Por un lado, está el vinculado a los salarios y el empleo, que está cayendo porque se retrajo tanto el empleo como el salario, que recién está recuperando algo ahora. Es decir, la masa salarial real, pese a lo que ocurre con el salario real, puede estar cayendo todavía por la suba interanual del desempleo. El otro componente son las jubilaciones, pensiones y planes sociales que, según cifras oficiales, están cayendo en términos reales. Además, no hay crédito para el consumo porque las tasas son altas. Así, la inversión, el otro gran componente del PIB, no crece y, para peor, las exportaciones están cayendo. La única salida a la recesión es una muy enérgica política fiscal. No hay, técnicamente, otro camino.

¿Y el consumo?
Ahora se vienen los estímulos clásicos de fin de año y en algunos meses más llegarán los nuevos salarios y el salario real volvería a crecer… El salario puede ser expansivo en la medida en que la inflación baje. Pero a insistio en la cuestión de la masa salarial, es decir, salarios por empleo. Si hay una mejora en el salario pero sube el desempleo, la masa salarial puede caer.

El Indec dijo que el desempleo cayó en el 3° trimestre…
Pero interanualmente creció. La tendencia del desempleo es levemente creciente. Los empresarios no van a despedir gente a los seis meses de iniciado el ciclo recesivo porque incorporar gente a una planta implica costos y preparaciones para ese empleado. Se llama “labor hoarding”. Si se consolida el ciclo recesivo, el desempleo aumentará más. La expectativa de la masa salarial es muy incierta.

La inflación bajó notablemente con respecto al primer semestre, pero sigue en 1,5% o 2%, un nivel no muy distinto al promedio del kirchnerismo. La intención del Gobierno es seguir bajándola y llegar a 5% en 2019. ¿Cómo ve esa batalla?
El tema central de la inflación de Argentina en los 2000 fueron los movimientos del tipo de cambio, la puja por la distribución del ingreso y los precios internacionales de la commodities, que hoy están cayendo y están ayudando en el frente inflacionario aunque no en los números comerciales. La inflación acumulada de más de 40% en el último año estuvo provocada por la desvalorización del cambio y las tarifas. Si el tipo de cambio nominal desacelera su crecimiento y las tarifas también, la inflación se va a frenar. No creo que sea menos de 20% en un lapso breve porque estamos arriba de 40%. Hay que ver qué pasa con las Lebac y las tarifas.

¿Ve complicado el 5% en 2019 entonces?
Argentina tiene una característica: que no está relacionada con el kirchnerismo ni con el macrismo, y es un nivel de puja sindical y conflicto distributivo que, a menos que se introduzcan niveles de desempleo muy altos, no van a generar inflación baja. El IPC por abajo del 5% de la convertibilidad tuvo como contracara la flexibilización laboral, impedir el ajuste salarial y desempleo de 20%. Si no se repite ese esquema la inflación nunca será 5%.

¿Está atrasado el tipo de cambio y eso afecta el crecimiento?
Las estimaciones empíricas muestran que el tipo de cambio está correlacionado negativamente con el PIB. Las devaluaciones son contractivas por el efecto en el salario real y, además, el tipo de cambio está poco relacionado con el comercio exterior porque los flujos comerciales están más integrados. No importa tanto como se dice. La clave es el nivel de actividad de nuestros socios comerciales.

¿Cómo complica la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca la estrategia financiera del Gobierno?
Puede ser una complicación si se torna cierto algo que todavía no está confirmado. Los bonos de largo plazo de EE.UU. ya subieron y Argentina se va a encarecer. Hay que ver qué ocurre con la tasa de corto plazo, que es determinante en los flujos de capitales. Ese sería el escenario complicado. Igual, y aun con las tasas de antes, la situación de Argentina lucía complicada igual y el problema ya estaba ahí. Estamos mejorando la cuenta capital a través del endeudamiento público en dólares. Financiamos el déficit de cuenta corriente con deuda pública en dólares, que también se usa para financiar gasto corriente fiscal en pesos. No es sostenible.

Usted está en Brasil. ¿Cómo ve la situación allí y veremos las tan ansiadas mejoras en 2017?
Lo que está pasando hoy en Brasil, nunca había pasado. Recordemos que ellos son, en términos económicos, más estables y menos dramáticos que nosotros. Es un elefante que se mueve lentamente. El efecto social de esta oscilación es tremendo. La política económica está consolidando el ajuste y busca congelar el gasto por veinte años, y eso afectará el crecimiento. La situación es mucho peor que en Argentina. Hay que ser realistas: no podemos esperar nada de Brasil para los próximos cinco años. Solo malas noticias.

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